La princesa que no creía en cuentos de hadas

Como un cuento de hadas, narra la historia que puede ser la de cualquier mujer; de niña amada, cuidada, consentida. Cuando va creciendo empiezan los mandatos de su madre y padre diciéndole cómo debe comportarse. Luego cuando cree haber encontrado al hombre que la amará, apoyará y cuidará, conoce primero el trato amable, los halagos, el reconocimiento. Pero cuando se ha unido en matrimonio, poco a poco empieza a cambiar , su príncipe la va minimizando, pidiéndole que renuncie a ser una mujer exitosa, cada día se va dando un gran cambio en él, y ella se siente enferma, dolor en el estómago, opresión en el pecho, dolores de cabeza, Hasta que decide separarse de él. Al principio siente mucho dolor, no logra concentrarse en nada, busca la forma de ocuparse en algo; hasta que se decide a insistir en retomar el camino de la verdad, los tres últimos capítulos son una gran enseñanza para reencontrarse, valorarse y amarse a sí misma lo bastante para ser feliz, con príncipe o sin él. Muchas mujeres acatan sin replicar lo que por su bien otras personas deciden hasta que un día, a veces pronto y/o a tiempo, y otras demasiado tarde, descubren que existen otros caminos que nadie cercano a ellas transitaron. Son aquellos caminos que las llevan a su propio yo, ése que aprende a elegir por sí solo responsabilizándose de sus equivocaciones y sus aciertos. En los que no consienten que otros, decidan por ellas.