Atrévete a cambiar : a una cultura de igualdad sustantiva

La igualdad es un derecho autónomo y normativo, es decir, se debe cumplir independientemente de cualquier situación ya que no tiene limitaciones. Alda Facio dice que “el derecho humano a la igualdad es indispensable para poder gozar de los otros derechos”. La Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer resulta fundamental porque incorpora conceptos que permiten que la igualdad sea más fácil de lograr. Para que exista una sociedad igualitaria, se requiere un cambio cultural, una nueva mentalidad que cambie usos y costumbres discriminatorios a través de la educación, de un marco jurídico adecuado y de políticas públicas afirmativas. El feminismo es la doctrina social que busca el reconocimiento y respeto de los derechos de las mujeres como personas. Las mujeres no constituyen un grupo vulnerable más, son más de la mitad de la población, su atención debe ser prioritaria por el efecto multiplicador que tiene en la sociedad; la clave de su desarrollo está en la igualdad de oportunidades, la mejor inversión que puede hacer un Estado es la educación de las mujeres. Invertir en la mujer reditúa entre un 3% y 20% en crecimiento nacional. Resulta importante para el feminismo político, asegurar que en las estructuras generadas en los distintos sectores de institucionalidad pública estén representadas las mujeres. Un instrumento de medición que permite valorar los retos de la perspectiva de género y las contradicciones en curso, con base en criterios de educación, salud, participación política y participación económica es el Reporte Global de Brecha de Género. Para generar una cultura de respeto a los derechos humanos de las mujeres se deben realizar tres acciones paralelas indispensables: 1) Además de actualizar el marco jurídico para que corresponda con los tratados internacionales que nuestro país ha suscrito, que las leyes sean conocidas por autoridades y ciudadanía, para que se cumplan; 2) Garantizar la transversalidad de las políticas públicas con enfoque de género; 3) Establecer un sistema educativo formal e informal de respeto a los derechos de la persona humana, independientemente de su sexo, etnia, preferencia sexual, ideología, edad o cualquier otra condición.