La cura (radiografía del dolor)

Este poemario contiene versos puntiagudos que parecen escribirse con los cuchillos que las brujas entierran para alejar toda clase de nubarrones, pero también con la pólvora encendida que no halla sitio para el deseo hambriento, para esa ansia caníbal de masticar el mundo como si fuera carne de amante. Alma Karla Sandoval presenta a la autora, como poeta de los oscuro, lo profano, pero también de la luz cuya canción encarna un árbol navideño que alumbra a aun comando feminista y a esa mujer desnuda que desciende a los infiernos del amor romántico. Las noticias que arroja ese viaje tan desatinado como inevitable e iniciático diseccionan los cebos de las relaciones eróticas que, heteronormativamente, se traducen en un patético juego de poder que condena a las mujeres al sacrificio y al crimen de las ganas de vivir. Esta obra plantea para dar fe de que el fármaco entendido como veneno también es vacuna; remedio que deshace al gusano, que lo vuelve caldo para luego ser crisálida, abrir la vida y desde el dolor comprendido como puente, como tránsito, atravesar con la actitud de Alicia todos los espejos de este horizonte necropolítico.