Olas y remolinos feministas

Los feminismos en América Latina están lejos de ser homogéneos y ordenados; tampoco son continuos ni progresivos, ni están libres de vertiginosidad y conflicto. Al contrario, su valía se encuentra en su diversidad, su multiplicidad de orígenes y motivaciones. Los grupos feministas comenzaron a proliferar a partir de la revolución mexicana, puesto que las mujeres revolucionarias adquirieron conciencia de la importancia del sufragio. En las siguientes décadas tuvieron lugar diversos conflictos y logros en nuestro país, como la obtención del sufragio femenino en 1953 y las movilizaciones estudiantiles de finales de los 60. El surgimiento de nuevas organizaciones nacionales e internacionales de mujeres, marcaron el nacimiento de numerosos remolinos feministas que crecieron en los años posteriores. Durante la Primera Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en México 1975, los desencuentros entre feministas dieron una muestra de la diversidad que había dentro del movimiento. Los esfuerzos por historizar los feminismos desde el Norte Global a través de las olas, si bien son valiosos, también nos han llevado a pensar el feminismo como una secuencia de las olas homogéneas y progresivas. Las feministas estadunidenses de los 70, al autonombrarse la segunda ola, no sólo se identificaron con la nueva generación de activistas feministas sino que, con ello, se distanciaron política e ideológicamente de sus antecesoras; esta decisión representa un corte epistemológico fundamental dentro de la historia y los feminismos.